martes, 26 de febrero de 2013

¿Y las autoridades?

Este año 2013 será un año, aún cuando no han transcurrido dos meses, difícil de olvidar para este Valparaíso, en especial la fecha del 14 de febrero y es que si bien amanecía como un hermoso día, con cielos despejados y con la preparación de muchos panoramas para dar curso a la celebración del día de los enamorados, la tragedia, que marca la historia de este puerto no tardaría en hacerse presente.
Ya al mediodía los índices de peligrosidad de incendios forestales alertaban lo que vendría, se producía una vez más la conjunción del 30 – 30 – 30 (temperatura cercana a los 30º; Humedad del orden del 30%; y, vientos de 30 nudos).   Con este panorama los servicios de emergencia se preocupaban y alertaban de cara a lo que pudiera ocurrir.   Sin embargo, ni los peores presagios podían prever lo que estaba por suceder.   Y no fue hasta las 15:52 horas de ese día jueves cuando la central de emergencias de Cuerpo de Bomberos de Valparaíso despacha las primeras dos unidades a un incendio forestal del que momentos antes había recibido llamadas de vecinos, la dirección entregada era en San Roque, Barrio Verde, villa Navío San Martín.
Con las unidades en camino se advertía de una emergencia de grandes proporciones, por lo que se solicitaba el despacho de más unidades en apoyo.
Cuando el reloj marcaba las 15:57 Bomberos Valparaíso “declaró” el incendio, lo que en términos prácticos se traduce en que se requiere el apoyo de todos los recursos disponibles en esa emergencia, sin embargo, la movilización de todos los carros y voluntarios de Valparaíso era insuficiente, por lo que se comienza a solicitar refuerzo a otros Cuerpos de Bomberos de la región, también se presentaron efectivos de las fuerzas armadas, Carabineros, Policía de Investigaciones, Conaf, Onemi, Cruz Roja, Municipalidad, etc., no obstante los recursos empleados, el saldo que arroja esta emergencia es de 284 casas quemadas, lo que se suma a las más de 30 hectáreas de bosque, arbustos y pastizales consumidas por el fuego, con más de mil personas damnificadas.
Las responsabilidades
Mientras el fuego aún continuaba campeando en Rodelillo y Placeres y frente a los denodados esfuerzos del personal de Bomberos que combatía a su enemigo fiero e indómito, el Ministerio Público encargaba las primeras diligencias investigativas a Carabineros y, en especial, a la Policía Forestal.
Por otra parte, escenas de vecinos indignados que las emprendían a gritos contra bomberos por lo infructuoso de su esfuerzo y las casas que se seguían quemando.
En los días posteriores, a través de los medios de comunicación se ha seguido la investigación, recogiendo diversas declaraciones de personeros que hablan de personas detenidas, confesas, imputando el delito de obstrucción a la investigación en el caso de los directivos de una empresa constructora, etc., más allá de todo ello, la verdad procesal, es decir, aquella que se acredita en un juicio llevado ante un tribunal, será la que sancionará a la o las personas que hayan dado origen al fuego que causó magna tragedia, como también a quienes no tomaron las medidas para prevenir el daño ocasionado, con lo cual más de alguien podría quedar satisfecho, con mayor razón si se da lugar al pago de indemnizaciones en juicios civiles o mediante algún equivalente jurisdiccional.
Sin embargo, todo lo anterior, no es suficiente ¿por qué?   Porque un conocedor de Valparaíso sabe que esta es una ciudad en la que se convive con la tragedia a diario, principalmente con los incendios, no en vano, es la ciudad en la que se funda el primer Cuerpo de Bomberos de Chile.   Pero sin ánimo de hacer una larga reseña histórica en esta materia, para lo cual hay autores muy calificados, recordemos que en 1994 se produjo en Rodelillo un incendio que consumió 64 viviendas –muchas de las cuales también se quemaron ahora el año 2013–, ya comenzando el siglo se produjo el incendio de Chaparro en el cerro Cordillera, en el que se quemaron 34 viviendas; poco tiempo pasó para tener otro incendio, esta vez en la planchada, en el que se quemaron 21 casas; y en lo que parecía lo máximo, el año 2007 se produce el incendio del cerro La Cruz, con 80 casas quemadas, además de la muerte de un bombero; seguido de otras 19 casas que se quemaron en el cerro Mariposa días después de la Navidad de diciembre de 2009.   Todos los incendios citados tienen como denominador común que comenzaron como incendios forestales, al igual que el del pasado 14 de febrero.
La sumatoria de casas destruidas por el fuego a causa de estos incendios, incluyendo el último, arroja la preocupante cifra de 502 casas quemadas, por lo que es recomendable comenzar a evaluar otro tipo de responsabilidades, porque una vez fueron niños que querían ver bomberos en acción, otra carboneros que manejaron mal su proceso de fabricación de carbón, ahora se habla de una constructora, pero la inquietud que corresponde es ¿dónde está la labor de las autoridades? ¿dónde están los planes de prevención? ¿qué dicen los planes reguladores sobre la interfase urbana donde se producen estos incendios? ¿hay ordenanzas que establezcan ciertas restricciones?   En términos políticos, autoridades actuales culparán a las pasadas, las que a su vez dirán que no completaron sus proyectos o que las medidas de mitigación estaban contempladas.   Por otra parte, algún neófito en la materia dirá que la Ruta 68 era impensable que fuera saltada por el fuego, desconociendo las múltiples veces que ello ha ocurrido, como también el comportamiento del fuego.   Otro dirá, que se trata de un problema cultural, porque quienes viven en “tomas” tienen situaciones no reguladas, lo que se suma a que los porteños vierten su basura en cualquier parte, lo que hace de las laderas de cerros verdaderos basurales que son bombas de tiempo en el verano.
Y mientras la inquietud persiste, por ello vale la pena recordar que Bomberos de Valparaíso el año 2009 hizo la primera campaña de prevención de incendios en Chile, incorporando a las empresas de servicios y a la municipalidad, lo que parece ser un mecanismo de acción, la campaña educativa, la toma de conciencia, sumado a lo anterior, no resulta iluso pensar en que el Área de Educación de la Corporación Municipal, en uso de sus facultades fije lineamientos curriculares que promuevan en los niños la cultura de la prevención.
Todo mientras esperamos que las autoridades hagan su parte y se atrevan a tomar medidas reales que puedan, no reducir el riesgo a cero, porque eso no existe, pero que puedan minimizarlos.   En definitiva, que no actúen con complacencia electoral o que no teman a no ser electos ellos o quienes los designaron en el cargo, porque de lo contrario, deberemos seguir sumando tragedias de viviendas construidas en zonas de evidente riesgo y que se quemarán por decenas o centenas.